Hemos llegado a un punto en donde la desesperación por un cambio
de gobierno es lo que prima, pero ¿nos hemos hecho conscientes realmente de la
contribución que cada uno ha dado para que la situación de Venezuela se
sostenga y se mantenga?
Notemos, la mete colectiva venezolana está muy cargada de
odio, miedo, tristeza, rabia y deseo de venganza, en cierto modo podría
hablarse de revancha. El pensamiento es energía y de forma colectiva crea una
entidad psíquica autónoma llamada egregor. Sobre Venezuela se ha creado un gran
egregor, producto de la no decantación de estos sentimientos y emociones
negativas de cada uno de los venezolanos, en especial aquellos que viven en
carne propia la realidad del país.
Entonces para iniciar un proceso de cambio lo primero que
debemos hacer cada uno de nosotros es soltar el odio, la tristeza, la venganza,
la rabia y todos los sentimientos adversos, soltar los señalamientos, los
juicios, el insulto, verbal y mental. La magia negra en Venezuela, los magos
negros en Venezuela, hemos sido todos y cada uno de los venezolanos que han
sentido en su corazón y en su mente toda esta basura de pensamientos y
emociones.
Es sumamente importante que podamos entender que la magia
negra se ha emitido de cada una de las mentes de nosotros con la división y la
ilusión de separación. Esta forma de pensamiento es lo que ha creado esa bruma,
la confusión ha sido guiada por aquellos que se han mostrado como gurús y
canalizadores y que han fomentado la parcialización para alguno de los bandos.
Esa es la bruma que hay que deshacer, la idea de la separación y dejar de
señalar a quien está puesto como blanco y es llamado usurpador. Cada venezolano
debe deshacer la separación creada por la misma mente y darse cuenta que
ninguno de los bandos tiene la razón. Es una lucha de intereses que ha manipulado
la mente de toda una masa crítica que, con su confusión y caos, ha creado más
confusión y caos. Así pues, en lugar de señalar hacia afuera, observar cuales
son mis pensamientos y emociones y sanarlos dentro de mí.
Los apagones eléctricos han sido una oportunidad para que
las personas dejen de estar viendo y escuchando lo de afuera, para que suelten
teléfonos, televisores, internet, etc.. y comiencen el trabajo interno de
silencio, de meditación y de conexión con la unidad. Cada vez que se caen las
redes eléctricas es cuando las familias comienzan a hablar entre sí, es cuando
los vecinos comienzan a visitarse entre sí, solo que la mayoría en lugar de
lugar de hacer trabajos de luz están haciendo trabajos de oscuridad, con la
queja, con la crítica, con la mala palabra, y hay que hacer justo todo lo
contrario. Cada vez que ocurre una situación apremiante mucha gente con su
pensamiento y con su verbo comienza a maldecir o insultar. En tal sentido solo
la justa acción contraria puede contrarrestar el efecto negativo de este hecho,
debemos bendecir! Debemos retornar a la
palabra sagrada que en Venezuela ha sido bendición, bendecirnos entre nosotros
mismos y bendecir cada situación, agradecerla y verla como una oportunidad de
crecimiento. Bendecir incluso a aquel que mi mente considera el enemigo, si soy
de un lado bendecir al del otro lado.
Sé que no es fácil llegar a este grado de luz y entendimiento,
pero es el primer paso que debemos dar si queremos realmente ser magos de luz y
cocreadores de una realidad distinta. Hacer un trabajo profundo interno con
nuestros propios pensamientos para poder volver a la luz de la conciencia y
unificar nuestros actos.
Si nosotros todavía estamos sintiendo que el cambio sólo tiene
que venir de un cambio en la silla presidencial, de un cambio político, de un
cambio externo, entonces no hemos aprendido nada. Tenemos que comenzar a hacer
el verdadero trabajo de luz para el cual se dispuso esta situación: como
verdaderos magos blancos ponernos firmes con nosotros mismos y no permitir que
pensamientos oscuros de otras personas y otros intereses, porque estamos siendo
manipulados por intereses, tanto de un lado como del otro, nos impulse a
salirnos de nuestro centro. Soltar la idea de que tenemos que engancharnos a un
lado o al otro y dejar de verle rostro a quien tiene que hacer las cosas,
porque ese rostro lo encontraremos en primera instancia frente al espejo.
No somos nosotros quienes vamos a decidir quién es la
persona correcta para dirigir el destino de la nación, no mientras tengamos las
mentes y corazones cargados de tanta basura. El nuevo destino de la nación va a
surgir de una madurez verdadera de la conciencia de Venezuela, conciencia
mente, Venezuela como ser, de la fuerza de vibración que esté emanando como
unidad la mente colectiva, el campo morfogenético llamado Venezuela. Un trabajo
profundo de perdón a nosotros mismos, por todos los pensamientos que hemos
emanado y enviar luz a los personajes que protagonizan la vida política en
Venezuela, dejando de recrear lucha, batalla y guerra en nuestras mentes
Redacción en apoyo a canalización de Jaimie Quintero.
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