Para quienes vivimos en Venezuela esta idea podría ser utópica.
Resulta fácil, y es la tendencia, engancharse en las adversidades que atravesamos
todos como ciudadanos de una nación en crisis. La escasez, la inflación, la pésima
calidad de los servicios básicos necesarios para tener una vida digna, el bajo
poder adquisitivo; han hecho que poco a poco hayamos cambiado nuestro punto de
enfoque de lo que somos y tenemos realmente. Yo particularmente muchas veces me
he desanimado y esta simple verdad ha pasado desapercibida: Donde sea que Dios te
haya plantado.. florece!
Así de simple es. En
nuestro interior yace un poder ilimitado que es capaz de lograr lo inimaginable,
lo que creemos imposible, pero antes debemos creer que ese poder existe, que es
real y que está a nuestro alcance. Florecer no supone olvidar las condiciones
en las que estamos inmersos, sino más bien no dejarnos marchitar por tales
condiciones y tener el coraje y la determinación de revelar el brillo que hay
en nuestro interior, y así resplandecer todo a nuestro alrededor. Florecer
implica tener la valentía de nadar contra corriente para mostrar que el cambio
es posible, que la Vida es lo real y que es indestructible.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario